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- Historia de Arcadia: La era de las leyendas
Posted by : LeonDelgado
lunes, 16 de diciembre de 2013
El día de hoy veremos la era de las Leyendas. Al igual
que muchos elementos de las eras antiguas en Arcadia, la historia esta escrita
desde el punto de vista de los vencedores, así que muchas razas, pueblos y
culturas ven esta era con ojos diferentes a lo que realmente ocurrió.
Un ejemplo de esto es lo que aparece en algunos escritos
Derkan sobre esta era:
”Un día, siglos atrás,
Kalith y Inasha descendieron a la tierra para repartir la palabra
sagrada, mientras que Inasha recorría la superficie de la tierra, Kalith caminó
entre los hombres, y viviendo con ellos y como ellos comprendió.
Kalith escuchó
las hazañas de Eiken, un poderoso Paladín consagrado a la causa de ella, este
noble guerrero libró muchas batallas y ganó Tierras y adeptos a su Diosa y los
Dioses hermanos de ella. Kalith intrigada por la fama del Paladín encarnó en la Tierra , y se acercó a él
como una compañera de armas, lo acompañó a muchas de sus batallas y con el
tiempo se enamoró de él y él de ella.
Kalith dejó que sus impulsos la
guiaran, experimentó emociones nuevas, canalizó sus impulsos en una fuerza que
jamás había experimentado.”
“El
error de Kalith fue hacer público su experiencia y amor.
Los Seis Dioses
supieron de esta afrenta, y cuando la diosa regresó a la esfera superior estos
la enfrentaron.
Ya ella no era
pura, su mancha era una ofensa para sus
seis Dioses hermanos, y juntos expulsaron a Kalith de la esfera superior.
Y Kalith cayó a
la tierra, y en la tierra buscó refugio con su hermano Inasha, pero la
hipocresía de este era enorme y él la rechazó y la expulsó a la esfera
inferior.
Y así Kalith
cayó a la última esfera, y allí creció su miedo, su odio, su ira y su poder.”
Fragmento
Drashna-Rah (V2.9) extraído del Doran-Droah de Kalith
Un recuento de lo que realmente ocurrio (si pueden tomar
mi palabra por esto) seria el hecho de que el comienzo
de la era de las leyendas estuvo marcado por el aprendizaje de la magia por
parte de los pueblos élficos, fue Faira quien enseño el arte arcano a la raza
bendecida y estos respondieron creando los objetos mágicos y artefactos más
poderosos que jamás se vieron, todo en un tributo a los dioses, y los dioses
estuvieron complacidos.
Entonces Ra decidió
dar a los Avalar un nuevo hogar, un hogar digno de su raza electa, y fue así
que los dioses crearon las primeras
Al-Darais, las ciudades celestes, enormes ciudades flotantes de belleza
sin igual, posteriormente enseñaron a los Avalar el olvidado arte mágico que
era necesario para crear las Al-Darais (posteriormente se llamaron Dainarais),
y pronto estas florecieron por los cielos de Arcadia.
También paralelamente
surgieron las Arcas en esa época, enormes fortalezas encargadas de proteger a
las Dainarais y al Reino celestial de los pocos enemigos externos y los muchos
internos, además aparecieron los Asimas, las embarcaciones voladoras que aun
mucho después de la era del Caos aun se usan.
Así fue como el reino celestial floreció,
y la dinastía de los Al-Pharion (que en Avalar significa hijos del cielo) gobernó
el imperio en el nombre y la gloria de los Dioses por miles de años. Durante el
imperio Celestial creó enormes ciudades aéreas y Arcas las cuales cruzaron los
cielos de Arcadia mientras que los Elfos desarrollaron las artes y la magia de
forma asombrosa.
Mientras el mundo de
Arcadia florecía y alcanzaba su cenit, el consejo divino y los Nueve dioses
reinaron junto a las demás deidades inferiores, sin embargo la corte divina
empezaba a dividirse.
Tras acabar con su
deseo creacionista, y al finalizar de repartirse sus obligaciones en Arcadia,
los dioses empezaron una larga época de convivencia, pero sus distintas naturalezas
(aun siendo hermanos) comenzaron a traer grandes conflictos internos, pronto
tres bandos se divisaron con fuerza en el cielo, los dioses de la Luz , los dioses del grises y
los dioses de la oscuridad, y sus diferencias empezaron a crear rivalidades
entre hermanos. Para empeorar la situación muchas deidades no lograron
participar en las decisiones tomadas por los siete dioses mayores, cosa que
incrementó su malestar y odio a sus primeros hermanos por haber sido relegadas
a un segundo plano. Fue así que algunas empezaron a tramar intrigas y
traiciones en secreto, solo esperando el momento justo para actuar.
Por otra parte, en
esta era Arcadia también mostró focos de rebeldía y disconformidad, ya que
muchas razas no estaban a gusto de ser ciudadanos de segunda clase al servicio
de los Elfos. Pronto muchas guerras civiles estallaron y las voces de
disconformidad llegaron a los oídos de los dioses, pero Ashura no deseaba que
el imperio que había creado y el reinado de sus hijos favorecidos, los elfos,
terminara. Por lo tanto, ordenó que cualquier persona que se rebelara contra la
voluntad del consejo celestial fuese considerada como traidora y castigada con
la muerte. Muchos paladines y soldados marcharon a apaciguar las rebeliones, y aunque
muchos se opusieron a la idea de matar a los rebeldes, ya que muchos eran
civiles que tenían derecho a estar inconformes con su situación, fueron más los
que siguieron los dictados de los dioses.
Con el tiempo, los
paladines sometieron a los rebeldes y trajeron una falsa paz a Arcadia. Sin
embargo, en medio de esta época de guerras y conflictos políticos, un hombre
sobresalió por encima de los demás, ya que él no acabó con las revueltas por
medio de la fuerza sino que usó la diplomacia y el dialogo por la paz entre los
humanos y enanos. Fue así que Eiken, un paladín conocido por su deseo de
proteger y servir logró traer estabilidad y paz a Arcadia.
Eiken, un paladín
consagrado a la diosa Kalith, era uno de los más apuestos guerreros santos, uno
de los más devotos y sin duda el más poderoso. Lo que destaco a Eiken fue que
el había nacido en la casta de los artesanos humanos, y era su destino ser un
artesano, sin embargo su devoción y fuerza de voluntad le permitio convertirse
en el primer humano paladín, cosa que Kalith permitió y los dioses decidieron
que fuera permitido. Pronto la fama de Eiken por sus actos heroicos remontó
hasta la mismísima capital de Crimson, los relatos de sus aventuras entretenían
a los Dioses y estos complacidos pronto le dieron al Paladín su apoyo y le
legaron un gran número de tropas, cosa que no apreciaron los demás Generales de
la época.
Quizás nada hubiera
pasado si Kalith no hubiera sentido curiosidad por conocer mejor a ese noble
mortal el cual se esmeraba por conseguir la aprobación de su Diosa, y como dice
la leyenda (mirar unas líneas más arriba en cursiva) la Diosa bajo a la tierra y
tras una mascara mortal se hizo compañera de armas del Paladín, y juntos
iniciaron una campaña en la que lucharon
y recorrieron juntos por muchos caminos, tanto convivieron que con el
pasar del tiempo se enamoraron y consumaron su amor.
Sin embargo, Cuando
Kalith desapareció de Crimson, su ausencia no pasó desapercibida, Ahriman
empezó a sospechar de la larga ausencia de Kalith en el consejo divino, y pensó
en investigar buscando algo que pudiera usar en contra de la Diosa y fuera en beneficio suyo.
Pero el Disfraz mortal de Kalith la protegió de la vista de Ahriman,
y este se canso entones buscarla, pero recordó que nadie se podía esconderse de
Heimdall y trazo un plan. Un día un Ahriman le
pidió a Heimdall que vigilara el extraño comportamiento de Kalith y averiguara
que hacía en Arcadia.
Así Heimdall
bajó con los mortales y buscó sin parar a la Diosa. Cuando la
encontró cual no seria su sorpresa al verla en los brazos de un mortal. Fue
entonces que el Dios se reveló ante la pareja y removió el disfraz mortal de
Kalith revelando quien era en realidad. Eiken se sorprendió por la revelación
de que la mujer que había tomado por esposa era la mismísima Diosa a la que
servia. Heimdall le ordenó a Kalith que regresara a Crimson y que se olvidara
de ese mortal ya que, en su hipocresía, los Dioses no veían mal tomar a un
humano como amante por una noche, pero si condenaban que establecieran lazos
emocionales fijos con ellos.
Kalith se
rehusó a abandonar al hombre que amaba, y le dijo a Heimdall que regresara a
Crimson, que ella regresaría cuando lo deseara, en su momento. La noticia se
esparció rápidamente tanto en Crimson como en Arcadia, la historia sobre el
amor de una Diosa con un mortal, cosa que para nada agradó a los Dioses y
algunos mortales. Otros vieron con buenos ojos la unión, y muchos mortales se
unieron y empezaron a adorar a Kalith.
Al enterarse, Ashura, furioso,
convocó nuevamente al Consejo y Kalith se vio obligada a acudir ante su
Presencia. Se le exigió que reconociera sus errores y se humillara ante la
gloria del consejo. Ante su negativa, la
ruptura fue un hecho inevitable. Los Ocho Dioses en
su toda su poderosa hipocresía desterraron a Kalith al plano de las sombras,
donde creían que ella permanecería por toda la eternidad.