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Posted by : LeonDelgado lunes, 1 de julio de 2013

La tierra de Manathar es uno de los continentes más extraños de Arcadia, durante años permaneció con una baja población (aun antes de la era del caos) y la cadena de islas que son conocidas como las islas de Avalon son territorios aparecieron misteriosamente mucho después de la guerra de los dioses.

Cuando llego la guerra de los dioses siglos atrás los habitantes de Manathar que eran en su mayoría granjeros marcharon a la batalla a favor de sus deidades, tras finalizar la gran guerra el caos los habitantes de Manathar vieron que sus hermanos y padres no regresaron de la guerra. Tras varios siglos otra guerra surgió, la guerra del cielo, miles de navíos elficos aparecieron y reclutaron a cientos de personas de Manathar y marcharon a Danaan a combatir a los Dragones y una vez más no regreso nadie. Pocas décadas después llegaron los Dragones y los habitantes de Manathar vieron impotentes como los dragones tomaban el control del continente, pronto una lucha por el control de Manathar estallo por todo el territorio entre los Dragones Negros y Rojos por el control de la tierra.

Esta fue una época oscura donde la guerra de los Dragones había estallado sumiendo por siglos a Manathar en las tinieblas. Miles perecieron bajo la garra implacable de los Dragones que jugaban con las vidas de los habitantes de Manathar como si fueran peones sin valor.

Fue durante esos tiempos oscuros que un hechicero y profeta empezó a viajar a través de Manathar, buscando esperanza y fuerza entre los corazones  de los oprimidos, este hombre seria conocido como Rilmen, y profetizaba la liberación de Manathar a manos de un campeón justo que vendría de las islas de la niebla. Rilmen fue rechazado por todos, ya que temían la represalia de los Dragones, solo en un territorio conocido como Tintagen fue bien recibido.

Por cien años Rilmen vivió en Tintagen donde formo un grupo de hombres dispuestos a luchar por la libertad y el fin del reinado de los Dragones, sin embargo  el poder de los Dragones era algo muy difícil de Derrotar. Fue Rilmen quien entreno al joven principe Arturo y le ayudo a superar mil pruevas que templaron su alma y forjaron su cuerpo, y lo guio hasta la costa junto a sus compañeros y les ayudo a embarcarse para cruzar el mar e internarse en las nieblas.

Pasaron siete años y muchos pensaron que Arturo habia muerto en el mar, pero fue entonces que las nieblas que por milenios habían mantenido a las islas de Avalon separadas del mundo se abrieron y de ellas llego una flota de quince naves de plata, catorce dirigidas cada una por un caballero cuya armadura era de luz, y la quinceava por un Rey cuya corona era fuego y su espada era verdad.

Este rey era Arturo, quien a partir de entonces seria conocido como Pendragon (Castigo de Dragones), el justo, el valiente, el rey de los hombres. Junto a el estaban sus caballeros, sus santos guerros, su única meta: liberar Manathar de la tiranía de los dragones. Llego a Tintagen y reclamo a sus hombres y soldados, y a todo aquel que deseara derrotar a los opresores draconicos, creado un gran ejercito el cual el encabezaba. Con este golpeo rápido y sin dar cuartel al enemigo, y sus filas crecieron a medida que liberaba territorios de la ocupación de los Dragones. Pronto, Manathar era libre.

Fue entonces que el pidió a aquellos que había liberado que le siguieran, pero solo Tintagen y sus vecinos lo aceptaron como rey, porque Reiklar y Keren quisieron ser independientes. Fue así que Pendragon fundo Greystone y su linaje fueron soberanos de este reino. Mientras los reinos de Reiklar y Karen cambiaron y desaparecieron, con los siglos se formaron los reinos de Gerneria y la Republica de Cesane, y las terribles tierras de Rasnaron.

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